En Colombia existen dos leyes insignia que buscan fomentar el desarrollo sostenible. La primera de estas leyes fue aprobada en el gobierno de Juan Manuel Santos, se trata de la ley 1715 de 2014, que promueve el uso de fuentes de energía renovable no convencionales y la eficiencia energética. La segunda ley fue aprobada en el gobierno del actual presidente Iván Duque y es la denominada la ley 1964 de 2019, la cual se complementa con la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica con el fin de promover el uso de vehículos eléctricos a nivel nacional.
Con el tiempo se ha venido observando que más que una transición acelerada a las energías renovables, el país lo que está viendo es un atraso bastante fuerte en materia de energías renovables. Y es que si bien se han hecho esfuerzos y se han aprobado leyes que sobre el papel tienen una buena perspectiva, la realidad es que sobre el terreno se sigue haciendo muy poco. Un ejemplo de esto es la ciudad de Bogotá, en donde la adopción de los buses eléctricos para el sistema de transporte masivo de Transmilenio ha sido más accidentada de lo esperado y en donde la misma alcaldesa Claudia López, del Partido Verde, que en teoría debería ser ambientalista, se mostró reacia en un principio a una adopción más acelerada de los buses eléctricos con el argumento de que eran muy costosos.
Por otra parte el presidente Iván Duque ha sido un promotor muy firme de las técnicas de extracción de petróleo no convencionales, o lo que se conoce popularmente como fracking, una técnica que sigue llevando al país a que se siga dependiendo de las fuentes fósiles de energía, algo muy peligroso en términos económicos toda vez que la firma petrolera inglesa BP ya alertó que el 2019 fue el año en que la demanda de petróleo toco su pico máximo a nivel global. En este sentido si el país sigue apostando por las fuentes de energía basadas en combustibles fósiles, la economía se va a ver muy afectada, puesto que el escenario más natural es que la demanda de estas materias primas y combustibles vaya a la baja.
Pero parece que no todo está perdido. Esta semana, el Ministerio de Minas y Energía ha firmado un acuerdo de cooperación con el Reino de Dinamarca con el fin de impulsar las energías renovables, especialmente la energía eólica, ya que Dinamarca tiene una amplia experiencia en este sector y puede apoyar con educación, información y conocimientos avanzados en esta materia para que también Colombia desarrolle sus capacidades de energía eólica.
La energía eólica tiene dos caras, la energía offshore, que es la que se produce en el mar y la energía onshore, que son todas aquellas instalaciones eólicas que se encuentran en tierra. Actualmente Dinamarca tiene experiencia en la producción bajo estas dos modalidades, la cual se aportara a las primeras instalaciones colombianas que se construirán en este sector con el fin de aumentar la capacidad energética.
En entrevista con el diario colombiano de noticias de negocios Portafolio, el viceministro de Energía Miguel Lotero expresó lo siguiente:
“Dinamarca es un potencial aliado en la transición energética de Colombia, dado su importante avance en energías eólicas onshore y offshore, eficiencia energética, movilidad eléctrica y ciudades inteligentes. La firma de este memorando nos dará las bases para seguir trabajando conjuntamente en el cumplimiento de las metas que nos hemos planteado en este Gobierno en estos temas”.
Luego de este anuncio habrá que esperar que tan profundo es el alcance de este acuerdo de cooperación, ya que como hemos señalado el presidente colombiano Iván Duque y su gobierno no se han caracterizado por un gran entusiasmo en esta materia, aunque claro, no podría ser extraño que nos sorprendiera con una gestión más completa y dinámica en este sector de la economía que requiere un amplio y rápido desarrollo debido a los desafíos que actualmente enfrentamos a nivel colectivo como humanidad, especialmente por los efectos nocivos que tendrá en el medio ambiente y la economía el cambio climático.
Con información del diario Portafolio.